El herpes zóster o también conocido como culebrilla es una erupción de sarpullido o ampollas en la piel, causada por el virus de la varicela-zoster, el mismo que causa la varicela. La complicación más habitual de esta enfermedad es la neuralgia postherpética, trastorno que afecta a las fibras nerviosas y la piel, lo que causa un dolor quemante que dura mucho tiempo después de que el sarpullido y las ampollas del herpes zóster han desaparecido. No existe una cura, pero los tratamientos pueden aliviar los síntomas. En la mayoría de las personas, la neuralgia postherpética mejora con el tiempo.
La neuralgia posherpética se presenta si las fibras nerviosas se dañan durante un brote de zóster. Las fibras dañadas no pueden enviar mensajes de la piel al cerebro como lo hacen normalmente. En cambio, los mensajes son confusos y exagerados, lo que causa dolor crónico y a menudo insoportable, que puede permanecer meses, o incluso años. La sensación que puede darte este virus es: Dolor que dura tres meses o más después de que se haya curado la erupción cutánea del herpes zóster. Se ha descrito el dolor asociado como quemante, incisivo y punzante, o bien intenso, sordo y persistente. Sensibilidad al tacto suave. A menudo, las personas con la enfermedad ni siquiera pueden soportar el contacto de la ropa con la piel afectada (alodinia). Picazón y entumecimiento. Con menor frecuencia, la neuralgia posherpética puede provocar una sensación de picazón o entumecimiento.