Puede tener como causas diferentes daños o interferencias en el quinto nervio cerebral (el trigémino). Desde su punto de partida en la base craneal, este nervio se divide en tres ramas que suministran diferentes áreas de la cara. Si se comprime en algún punto de su recorrido y se daña su envoltura, se descargará espontáneamente. Esta descarga provoca ataques de dolor intenso, normalmente unilaterales, en la zona suministrada por el trigémino (es decir, frente, ojos, mejillas y mandíbula, incluidos los dientes). Los síntomas característicos de una neuralgia del trigémino son principalmente dolores faciales muy intensos, principalmente unilaterales, que duran de un segundo hasta un máximo de dos minutos (casi siempre solo unos pocos segundos). Los dolores en la neuralgia del trigémino se encuentran entre los dolores más intensos conocidos.
Muchos afectados los describen como fulminantes o como si se tratara de un choque eléctrico. Los ataques de dolor pueden ser recurrentes y repetirse rápidamente. Aparecen espontáneamente (sin desencadenante identificable), pero también cuando se roza la mejilla o la frente, a menudo al hablar, reír, lavarse los dientes, masticar o tragar. Cuando el tratamiento farmacológico con medicamentos específicos no es eficaz, es necesario plantearse el empleo de técnicas mínimamente invasivas. La más empleada en la actualidad, así como la que posee un mayor índice de éxitos, con una menor incidencia de efectos adversos, es la Termocoagulación del Ganglio de Gasser con Radiofrecuencia. Consiste e introducir una cánula especial a través de la mejilla, dirigida por guía radioscópica al ganglio del nervio trigémino (ganglio de Gasser), que está situado en la base del cráneo. Una vez posicionada la cánula, se realiza tratamiento mediante radiofrecuencia, produciéndose una termocoagulación controlada de pequeñas porciones del ganglio, que darán lugar a una desaparición del dolor. El procedimiento se realiza en una sala de hemodinamia bajo sedación.