Se refiere a los dolores que pueden padecer pacientes oncológicos, bien por la progresión de la propia enfermedad o debido a los tratamientos y patologías asociadas. Las características del dolor oncológico son muy heterogéneas. El dolor abdominal es un síntoma muy frecuente en pacientes que sufren procesos tumorales que afectan a órganos del sistema digestivo, como son los tumores de colon, estomago o páncreas. En pacientes que presentan tumores óseos o procesos metastásicos, especialmente en vértebras, se presentan cuadros de dolor neuropático, con aparición de disestesias (exageración sensitiva de un estímulo habitualmente normal), parestesias (cosquilleo, calor o frío doloroso) o alodinias (percepción dolorosa de un estímulo mecánico o térmico normalmente indoloro).
Las cefaleas y otros síntomas como las algias faciales son muy frecuentes en los pacientes con tumores localizados en el sistema nervioso central o en la región cráneo-cervical.
Nosotros sabemos que el abordaje integral del dolor oncológico es fundamental para conseguir mitigar su intensidad hasta hacerlo desaparecer. La actuación multidisciplinar resulta fundamental para conseguir una mejoría global del paciente. El tratamiento de la esfera psicológica del paciente y de su círculo familiar más cercano es especialmente importante en estos pacientes, dada la patología que sufren.